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La Fundación Müröntö, del Ministerio del Poder Popular para la Defensa, desarrolla 14 proyectos y posee igual número de prototipos. Su presidente, el vicealmirante Roberto Betancourt, explica que hay ocho áreas prioritarias y que la convocatoria está abierta para que las buenas ideas pasen del papel a los hechos |
¿Qué pueden comer una soldada o un soldado en campaña que no sea un huevo frito que no hay donde freír, un pan tostado que no hay donde tostar o un café que no puede ser preparado porque no hay agua caliente? ¿Cómo reparar el F16 sin necesidad de contar con el apoyo -inexistente- del país que lo fabricó, o rehabilitar un submarino con la propia inventiva? Cualquiera se haría estas preguntas, pero no cualquiera tiene las respuestas a la mano. Si hay alguien que intentó quitarles el signo de interrogación a estas reflexiones y convertirlas en miles de afirmaciones fue el comandante Hugo Chávez, así reconocido por tirios y troyanos.
Hay tareas cotidianas dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que requieren el concurso de la ciencia y de la tecnología, y ese es el espacio que quiere llenar la Fundación Müröntö, Centro de Innovación para el Desarrollo del Ministerio del Poder Popular para la Defensa. Su presidente, el vicealmirante Roberto Betancourt, señala que hay 14 proyectos en desarrollo y otros 66 en movimiento.
De los 14 proyectos en ejecución hay cuatro asociados con vehículos aéreos no tripulados (uno para cada componente), precisa. Otros se relacionan con aplicaciones para submarinos venezolanos y sistemas de comunicaciones de la FANB. El vicealmirante calcula que disponen de unos 14 prototipos. Pero además se mantiene “una convocatorias abierta” para innovadoras e innovadores, y la garantía del escalamiento de las propuestas viables.
INTERDEPENDENCIA
Betancourt enfatiza que para nadie es un secreto que la FANB tiene aliados comerciales, “aliados comerciales que, en términos de fortaleza militar están por encima” de Venezuela y con los que se ha mantenido, no una relación de dependencia sino de interdependencia. “La idea es continuar con esa interdependencia en términos que nosotros independientemente decidamos”, subraya.
El mercado para satisfacer los requerimientos de la FANB “es reducido, no solo porque tenemos pocos recursos dedicados a comprar equipos, sino porque la cantidad de equipos que necesitamos, comparada con naciones como Brasil, es muy pequeña. Una línea de producción para Brasil es más rentable que para Venezuela”, reflexiona. Por ello, la Fundación Müröntö se propone “analizar exactamente lo que necesita la Fuerza Armada”, con base en la reflexión de Chávez: la guerra convencional “es una guerra”, pero la guerra a la que estamos sometidos actualmente, de “baja intensidad, a fuego lento”, requiere “otros equipos y el desarrollo de Venezuela en función de esas variables”.
Venezuela se propone tener “una base tecnológica” de la que la FANB pueda aprovecharse, “y no al revés”, refiere. “Hay teorías que señalan que de desarrollos tecnológicos militares ha habido desbordamientos hacia el sector civil”, como es el caso de internet. “A pesar de que el desarrollador de internet no lo hizo necesariamente para la Fuerza Armada, parte del estamento industrial lo utilizó para el sistema de comunicaciones”, manifiesta. Betancourt cita algunos ejemplos, como los inventos de Leonardo Da Vinci y lo que muestran dibujos de Alejandro Magno (tuberías para respirar y desplazar a la tropa por debajo de los ríos) hace más de 2 mil años.
Hay tecnologías “que son civiles y están a la orden de todos en cualquier comercio”, y que desarrollan soluciones para la Fuerza Armada y para la población.
En concreto, Betancourt explica que la Fundación está haciendo un censo de lo que necesita la FANB para buscar la manera de satisfacerlo.
Chávez, comenta, “caló muy profundo en la Fuerza Armada”, sacudió lentamente a la institución y “hoy día la Fuerza Armada Nacional Bolivariana es una”, lo que permite la comunicación entre los componentes con mayor facilidad. “Cuando digo comunicar me refiero a que hablemos en la misma frecuencia y con los mismos propósitos”. Antes, contrasta, “había una distorsión, y se necesitaba sentarse para tratar de hablar el mismo idioma”. La Fundación está construyendo “la visión de Fuerza Armada que tenemos”, no solo “desde el punto de vista militar, sino desde el punto de vista social, de desarrollo”; ello incluye la incorporación de las empresas de producción social, con la plena conciencia “de que las actividades de innovación son actividades industriales”.
Betancourt, quien estudió en la Universidad de Manchester, tiene ejemplos a la mano que está seguro de que pueden ser venezolanizados para que “un grupo de emprendedores haga empresas de producción social que den servicios” al país. Rememora que “cuando uno compra un equipo, o un producto, tiene un tangible o hardware, y un software o intangible que es la forma de operarlo”. Pero también posee “lo que está detrás, que es el saber cómo o know-how”. Los tres elementos juntos “son tecnología”.
ALGUNAS PRIORIDADES
Tal como lo detalla el vicealmirante, “hemos canalizado iniciativas que vienen de venezolanos que han desarrollado adminículos tecnológicos”, y también “hemos detectado necesidades en la Fuerza Armada que pueden ser solventadas con un banco de emprendedores que tenemos en Venezuela. Por ello, “es la tecnología que nos empuja y la demanda de la Fuerza Armada la que hala”. El propósito es lograr “soluciones que sean transversales”, que permitan “resolver problemas para la Fuerza Armada y para Venezuela”.
Gracias a la convergencia lograda en la FANB se convino el plan Sucre, basado en el plan de la patria, con un conjunto de prioridades para ciencia y tecnología. En las áreas principales figuran “la homologación de los sistemas logísticos, con la provisión de partes y piezas y el mantenimiento a todos los niveles”, así como también “la producción de equipamiento en Venezuela en términos de interdependencia”, enumera. Igualmente el área de telecomunicaciones, en la que la patria de Bolívar “tiene unos socios comerciales que nos han vendido productos”.
PROYECTOS
Betancourt insiste en que la Fundación está abierta para proyectos de innovadoras e innovadores, a fin de conocer quiénes tienen proyectos que puedan ser incorporados al mercado venezolano.
“El hecho de que la fundación sea de la Fuerza Armada me permite hablar con los cuatro componentes, con el Comando Estratégico Operacional y con la Milicia, para saber qué vehículos no tripulados” requieren. Por ejemplo, comenta, el que requiere la Armada, que está en el mar, debe tener condiciones especiales para soportar el salitre; el que precisa el Ejército debe poner moverse en áreas boscosas. “Tenemos un emprendedor que viene del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz”.
Ya hay prototipos; “lo más seguro es que el primero sea el
"Müröntö 01”, para todos los componentes de la FANB. Es un modelo distinto del Harpía. “El sistema de lanzamiento lo hemos hecho mejor”, acotó. Hay prototipos “de simuladores de tiro, tanto de fusil como de pistola”; también, “de sistemas de control de personal, que son software que hemos desarrollado”.
Betancourt deja en claro que no se trata de fabricar exclusivamente adminículos tecnológicos: “Se piensa que solamente los adminículos tecnológicos que destruyen o que protegen son los que necesitamos dentro de la Fuerza Armada”, pero no es así. Prueba de ello son las necesidades de Agrofanb, que debe satisfacer las necesidades de alimentación de un contingente que, como bien recuerda, desayuna, almuerza y cena.
“En las ciencias y artes militares creamos una filosofía que estamos afinando con los emprendedores, y que hemos dividido en ocho áreas. Una de ellas es tecnología y equipamiento; usualmente las personas, cuando se habla de tecnología, piensan en una solución práctica para un problema de la cotidianidad, pero necesitamos un sistema logístico para mantener eso”, sostiene.
Una de las líneas es historia y geografía, para evaluar “cómo somos nosotros, por qué somos como somos” y el crecimiento como Estado-nación. Otra, la diplomacia y la política exterior. También, estrategia y doctrina, inteligencia y contrainteligencia, análisis de política exterior y diplomacia, organización, educación y adiestramiento y sanidad militar, detalla.
Betancourt refiere que la ministra de la Defensa ordenó crear una academia militar de medicina. “Nosotros la estamos apoyando en el largo plazo”, señala. La y el combatiente “tienen unos requerimientos, en el campo de batalla” que pueden ser diferentes de los de la sanidad tradicional. “En Venezuela no existía sino en el área de enfermería, y no de medicina. Nosotros asimilamos médicos que, con el transcurso del tiempo y una curva de aprendizaje a veces penosa, se hacían militares. Nosotros pretendemos catalizar esa sanidad”, adelanta. En otras palabras, tener médicas y médicos militares.
AUTONOMÍA
Las raciones de combate son una de las áreas prioritarias para la Fundación Müröntö, porque deben adaptarse a los requerimientos de las soldadas y los soldados y ajustarse a condiciones adversas. “Se quiere la autonomía” en la alimentación, señala Betancourt. “Ya hay un prototipo” elaborado por Helis Numa Hernández y su equipo en el Centro de Investigaciones del Estado para la Producción Experimental Agroindustrial, refiere.
Es probable que el Ciepe no tenga la capacidad de escalamiento, añade, y la idea es que la Fundación asuma el riesgo -con cooperativas, comunas o empresas de producción social- “para hacer frente a una tarea que no es solamente de la Fuerza Armada”. Cuenta que Hernández desarrolló un pasticho y -por diversas circunstancias- se lo comió varios años después y “estaba riquísimo”.
“Nosotros hemos establecido la necesidad calórica, dependiendo de qué es lo que se va a hacer, porque es diferente en la jungla, en el llano, en la montaña o en el mar. Por ejemplo, las necesidades calóricas a bordo de un submarino son diferentes de las que hay a bordo de una fragata”, se explaya. Betancourt lo dice con conocimiento de causa, pues pasó 12 años en el submarino Sábalo.
Para Estados Unidos la guerra es uno de los motores de los avances científicos en el ámbito militar. En Venezuela, en cambio, lo fundamental es el ser humano. Y es el ser humano el centro de Mürönto.
SIETE PARQUES CIENTÍFICOS
En 2014 la página web estará lista para recibir convocatorias de todo el país, anuncia el vicealmirante Roberto Betancourt. El centro de operaciones estará ubicado en el centro La Pirámide, en caracas.
Betancourt señala que se desarrollarán siete parques científicos y tecnológicos, idea que se desarrolla con el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Innovación.
Los primeros estarán ubicados en Maracay, Puerto Cabello, Caracas y Miranda, y deben estar listos en los próximos cinco años, puntualiza. La Fundación Mürönto aportará los espacios disponibles de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Para el desarrollo de los parques se ha analizado la experiencia de otros países, subraya el vicealmirante.
“Desde el punto social deben considerar que las ideas vienen de mujeres y hombres”, por lo que se basarán en tres premisas: lo social (todo lo necesario para quienes investigan), lo industrial y lo universitario, para que lo que allí se logre esté a al orden de las casas de estudio y para que las casas de estudio apoyen la formación.
Fuente: correodelorinoco; Vanessa Davies
Foto: Avelino Rodrigues